Opinión .- SEVILLA | 31.01..2015
Junta de Andalucía no considera necesario impulsar el aeropuerto de San Pablo.
Una vez más, se pone de relieve el trato diferencial que recibe Sevilla, y su aeropuerto, en materia turística, por parte de la Junta de Andalucía.
Aunque Sevilla es la ciudad andaluza más turística, el apoyo que recibe por parte de la administración autonómica no se corresponde con ese dato. Resulta aparente que la Consejería de Turismo beneficia a unas provincias frente a otras que se ven perjudicadas, en un sector que ya supone el 12% del PIB para Sevilla.
«El aeropuerto de San Pablo se ha convertido en una infraestructura invisible e ignorada a ojos de la Consejería de Turismo.»
Ello se ha puesto de relieve, un año más, en el marco de la Feria Internacional del Turismo (FITUR) celebrada esta semana en Madrid. La Junta ha renovado acuerdos con distintas compañías aéreas para operar en la Costa del Sol, al mismo tiempo que rechaza impulsar de la misma forma el potencial inexplotado de otros aeropuertos de la comunidad.
No es la primera vez que aerolíneas interesadas en operar en San Pablo han visto en la Consejería una puerta cerrada, pero sin embargo abierta a la hora de firmar convenios publicitarios y acuerdos de promoción para la apertura de nuevas conexiones en la terminal malagueña.
Como ya destacábamos en este portal (ver aquí), desde un principio la compañía Turkish Airlines siempre se ha mostrado interesada en servir Sevilla, pero ahora ve en Málaga la única opción de crecimiento en Andalucía gracias al convenio que mantiene con la Junta de Andalucía, que se supone ser administración de sus ocho provincias. Sin embargo, concede un ‘no’ rotundo a la firma de un mismo acuerdo para Sevilla.
«Sevilla podría contar con vuelos a Nueva York si contara con el mismo apoyo que recibe Málaga.»
Paralelamente, la americana Delta Airlines mantiene su conexión Málaga – Nueva York gracias al apoyo económico e implicación de la Consejería. No obstante, los datos de turismo procedente de EEUU a la Comunidad no casan. La ciudad hispalense es la 3ª ciudad española más visitada por estadounidenses, sólo por detrás de Barcelona y Madrid. Cada año Sevilla atrae más de 135.000 turistas norteamericanos, el doble de los que eligen Málaga. Sin embargo, Sevilla carece de esta conexión aérea, a consecuencia de meros intereses políticos.
A los casos de Delta y Turkish se suman otros similares como Vueling o la británica Jet2.com, que sólo cuentan con el apoyo del Ayuntamiento y Aena en el caso de que quisieran establecer nuevas rutas en Sevilla.
Un trato injusto e inexplicable. El atractivo turístico de Sevilla pasa desapercibido para la Consejería de Turismo, que sólo vende un litoral costero. La marca Sevilla y su aeropuerto parecen carecer de relevancia para la administración autonómica ante la falta de apoyo que reciben. Fruto de ello es que, a día de hoy, la ciudad hispalense cuente con un enorme potencial no cubierto en materia turística.
Complejo de capital. Lastra el potencial de Sevilla
ResponderEliminarUnos crian fama y otros cardan la lana...encima Sevilla siempre es criticada por el resto de Andalucía cuando la niña bonita es Málaga..nunca oirás a un almeriense o a un granadino criticarla
ResponderEliminarHay que amortizar la innecesaria y absurda ampliación del aeropuerto malagueño
ResponderEliminarotro fracaso de nuestra ciudad y otro gol por la escuadra que nos mete la escervescente provincia malagueña que por mucho que duela mucho mas turistica y con muchos mas atractivos de los que disfrutar y lo dice un sevillano objetivo que viaja. estamos siempre pendientes de la feria y los caballos y luego no sabemos ni donde esta fitur
ResponderEliminarEl único aeropuerto que debería haber en Andalucía es el de Sevilla. Para algo somos la capital y tenemos la ciudad más bonita del mundo. Los americanos y turcos que van a Málaga vienen luego a Sevilla, a Málaga ni se pasan. Eso es así.
ResponderEliminarSevilla no es la ciudad más bonita del mundo... no empecemos con esas gilipolleces, que mirándonos el ombligo no se consiguen las cosas, justamente lo contrario.
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